“Cactasea desespinada”(Texto introductorio leído en la última intervención"Arbol del desexilio"Junio de 2007)
Una vez me transforme en cactus para sobrevivir en el desierto árido y frió de la gran ciudad porteña.
En el centro de esa planta escuche el sonido de un tambor, un pulso que al correr por mi sangre cicatrizo algunas heridas y expulso las espinas de mis pies.
Así volví a caminar y a buscar a mis pares, a mis hermanos, a mis amigos, hombres, mujeres y niños.
A veces los pincho sin querer con esa parte de mi ausencia que para ellos es extraña, con esa pregunta sobre la identidad que me obliga a quitar cada espina para limar la ignorancia.
Quedé escamondeada, agujereada, por allí ahora soplan los vientos, las canciones de mis ancestros que me guían para volver a pisar esta tierra descalza, sin miedo, desespinada, transitando el desexilio, que es construcción de lazos sociales, de memoria cultural en tanto transmito esta experiencia, este proceso.
No me desexilio para olvidar sino para recordar y sumar mi propia historia al cuerpo social.
Desexiliandome, pisando el suelo, besando la raíz en su latido.
viernes, 5 de octubre de 2007
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